Leer Rayuela es dejarse saturar los sentidos, sentir nausea por oler la putrefacción en la piel de una clocharde, iluminarse con las sombras que hace una lámpara de queroseno que apenas alumbra el departamento de Lucía y Horacio, perderse en los diálogos filosóficos de Cortázar y sobre todo, sufrir el deseo de apenas definir que es la felicidad para entonces poder empezar a construirla.
Horacio Oliveira es un intelectual aficionado atormentado por su propia percepción del universo, su vida la dedica a explorar las diversas regiones de la experiencia humana, con el afán de encontrar su razón de ser. Lucía La Maga, es su antítesis, la fuerza desgarradora de los impulsos animales, la carne, los instintos y los sentimientos, cada uno buscando.
Su relación se basa en el mutuo análisis y el complemento lógico de sus personalidades. Mas sin embargo Oliveira está aún lejos alcanzar la comprensión absoluta, que tal vez sea su llave y La Maga está decidida a acompañarlo aun a costa de negar su naturaleza perfectamente despreocupada.
La profunda disparidad contamina mutuamente sus espíritus y los aleja, dejando en Oliveira un hueco aún más grande del que la maga llego para ocupar.
Paco Tonio G.A.
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